Pensar / Mentir |
Reseña de Mario Martín Gijón para Nayagua 29
En una época en la que asistimos a una espectacularización de la imagen del poeta, omnipresente en las redes sociales, en recitales y festivales de toda laya, luchando por hacerse hueco en una antología o que citen su nombre en un artículo leído por cuatro gatos (los novelistas tienen lectores, los poetas luchan por que quede su nombre), pocos actos van tan a contracorriente como el recurso a la heteronimia, el uso de una máscara gracias a la cual a veces se puede encontrar una identidad más clara. Hasta ahora, el ejemplo más notable en la poesía española reciente era el de Julio César Galán, quien ha publicado libros bajo la firma de cuatro heterónimos (Luis Yarza, Pablo Gaudet, Jimena Alba y Óscar de la Torre), sin que ello le impidiera publicar una muy prolífica obra «ortónima» con su nombre, siguiendo en ello las huellas de Fernando Pessoa, de quien es estudioso.
Muy distinta es la última obra publicada de Moritz Fritz, poeta nacido en Jena en 1887 y desaparecido en 1925 en la Selva Negra, siguiendo esos senderos del bosque donde quién sabe si se habrá encontrado con los espectros de Martin Heidegger y Paul Celan enfrentados en silencio en Todtnauberg. Gracias a Lorena Esmorís tuvimos acceso al primer cuaderno de Moritz Fritz, Hungría, publicado por Ártese quien pueda en 2014. Ya ahí se descubría una voz que no temía a la aparente paranoia de la paronomasia, que en realidad nos lleva por caminos de descubrimientos: «erguidos los hombros sujetábamos el miedo / las almas / expuestas / desafiaban la prisa // risa presa prosa». Esa variación lingüística paronomásica iba destilando una idea pues, como decía en el mismo poema, «en la metamorfosis de una idea / se retuercen los nervios contagiados», y concluía que «la dicción ejercita el coraje».
En efecto, esa dicción irá enardeciéndose y diciéndose de formas cada vez más arduas en el poemario Hungría, que presenta un carácter más silvestre y azaroso que el «cuaderno islandés» de Moritz Fritz, publicado bajo el título Pensar / Mentir. La formación filosófica de Lorena Esmorís, doctora en Filosofía con una tesis sobre la construcción del sujeto moderno en los discursos de Pico della Mirandola y Descartes, hace que se adentre con facilidad su voz en la breve pero intensa trayectoria de Moritz Fritz, nacido en la Jena de Hegel y Hölderlin, e involucrado en la reconstrucción de la antigua ciudad griega de Delos, lugar oracular y misterioso por excelencia.
Pensar / Mentir expone desde el principio sus premisas con fórmulas matemáticas, para avanzar luego a conclusiones irrebatibles. Pero pronto, esta aparente seriedad matemática es cuestionada desde dentro por la rebeldía de las asociaciones fónicas que traen consecuencias semánticas consigo. Así, «miente» se transforma en «mi ente», sugiriendo lo inseparable del fingimiento y la identidad. «Mentir» y «mentar» no suenan cercanos por casualidad, pues toda referencia es falaz, y así vamos avanzando en un cuestionamiento radical de nuestras certezas.
Si nuestro pensamiento está tejido por el lenguaje, solo podremos entenderlo destejiéndolo, de modo que pensar sería «destejer la prenda en un ovillo / y obviar su combadura».
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(Reseña completa en Nayagua 29.)