Emilia Conejo presenta "De acá" FCPJH

De tanto habitar la casa en el aire hay quien olvida habitar la tierra. Y esa tierra que es casa de roca y leño y huele a pergamino, que cruje sus caderas de campo sin podar, pregunta por la cochambre que se acumula en las hortensias, y calla perpleja cuando irrumpen ejércitos y arrojan sin miramientos sus despojos en el salón. Mientras, florece un jardín en el aire, pero en él no huele a higuera. Es vacío y perfecto.

 De De acá

«En De acá, reside una mente que alerta, se resiste a abandonar la atención al adentro y afuera de la consciencia, y el poema se torna artefacto inagotable y constelación densa de sentido. La de Emilia Conejo en De acá es una poesía construida con el ímpetu y la minuciosidad de una invocación al mundo conocido y al inexplorado, una poesía que celebra la vida en sus más minúsculas ofrendas.

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Emilia Conejo explora cómo el poema puede avanzar más allá de la composición lineal, introduciendo elementos móviles y asociativos en su factura, con un claro sentido del núcleo surreal del que deriva su fuerza ilocutiva y un borramiento de los límites entre lo poético, lo musical y visual».

Esther Sánchez-Pardo

«Una de las poesías más personales y interesantes que he tenido la suerte de leer la destila Emilia Conejo. De Acá es una visita al jardín de la autora, un jardín lleno de lecturas nuevas, personalísimas, que van de Dickinson a Whitman, pasando por Hölderlin, Thomas Mann, Hamsun, Desnos... todos huéspedes de un mundo interior donde la cotidianidad, lo que llamamos “vida práctica”, queda sumergida en el deambular de lo sorprendente. La poesía de Conejo es sinuosa, inquietante, pero al mismo tiempo esperanzada. El imaginario vastísimo y la lectura novedosa en el panorama poético actual».

Jordi Valls

«Por otra parte, desde el primer poema se hace evidente que nos enfrentamos a un trabajo riguroso de investigación en el lenguaje. Fragmentos en inglés, sintaxis desautomatizada, uso de diminutivos, americanismos… Es como si la lengua no fuera el instrumento, sino el objeto del poema. En un contexto donde la poesía se parece cada vez más a un acercamiento obsceno a la intimidad de un individuo, se agradece que Emilia Conejo apueste por otra vía. Decía Derrida que no es posible separar el dentro y el afuera de un texto porque el texto es su propia ley. De acá cumple rigurosamente con este principio».

Gonzalo Hermo