Mon, 12 Apr
Espacio Mercado. Plaza de la Constitución, Getafe
De 9:00 a 20:00
Del 12 al 25 de abril de 2021
Espacio Mercado, Getafe
Umbral y Hierro, dos referentes de la literatura española del pasado siglo, confluyen en esta muestra que traza el retrato de cada uno de ellos a través de las claves de su vida y obra, y de la amistad sólida y profunda que los unió.
Hijos de una España primero devastada por la guerra, y en busca de su identidad democrática después, Hierro y Umbral encontraron en la escritura la zona franca donde guarecerse de la hostilidad y a la vez defender la alegría de estar vivos. Ambos construyeron una obra renovadora, original y de enorme exigencia estética. El primero con una depurada creación poética y plástica que fue crisol de corrientes y anticipadora de caminos para la poesía coetánea y la que habría de llegar, y por la que recibió en vida los más altos reconocimientos; el segundo con una fertilidad creativa desbordante que atrapó la esencia de la vida social y política de su tiempo. Escribió más de ciento cuarenta libros y miles de artículos periodísticos en los que, bajo su premisa crítica de "la rosa y el látigo", reflejó las claves del poder y de la calle, de la alta cultura y de la vida popular, de lo visible y de los matices más ocultos de una actualidad muy compleja.
Umbral de Hierro es un intenso paseo por el talento, la ferocidad y la ternura de dos creadores cuyo legado no deja de enriquecernos e interpelarnos.
Paco Umbral y Pepe Hierro fueron verdaderamente amigos, quizá porque desde el primer momento supieron verse el alma, y preservaron ese afecto hondo hasta el final de sus días. "Con su ala de oxígeno, José Hierro sobrevoló los últimos años de su vida las ciudades, los países, el mundo, con ala de oxígeno vivió y murió el poeta del siglo, el amigo fiel, el hombre sabio, dulce y violento de la poesía española". Así evocaba Umbral el espíritu del poeta ya fallecido... Hierro, a su vez, atrapó muchas veces al amigo con trazos certeros: "Yo sé el porqué de su look: Por eso las gafas de cristales gordos, para que no veamos la ternura y la piedad en sus ojos. Por eso la bufanda foulard, los que solo se fijan en lo externo seguirán creyendo que tiene dientes de vampiro... Pero Umbral es un poeta de la ternura. (...) Un poeta que escribe en prosa".
Ambos tuvieron unas condiciones de vida adversas. Umbral, hijo de madre soltera, criado bajo la sombra de los secretos familiares y la aridez de las dificultades económicas, fue autodidacta para darle a su pasión por la escritura su razón de ser, y a una sofisticada impostura de personaje acorazado bajo el look de snob la responsabilidad de protegerle del mundo y del dolor inconsolable de perder a su hijo. Hierro pasó parte importante de su juventud en cárceles franquistas donde sufrió toda clase de privaciones y de las que salió cantando: "Llegué por el dolor a la alegría. / Supe por el dolor que el alma existe". Su poesía trae todas las texturas de la condición humana. Se conocieron a principios de los sesenta del pasado siglo en el Café Gijón. Hierro siempre supo del frío interno de aquel chaval de provincias, al que nunca pudo dar abrigo el foulard del dandy exitoso de unos años después. Umbral encontró en su poesía "el advenimiento de un cielo que es humano, que es divino, que no es ni humano ni divino, que es suyo y le aureola".
"Yo tuve noticia de Paco Umbral poco después de la noche en que llegó al Café Gijón. Leía en una tertulia de amantes de la poesía. Leía cuentos que más tarde reuniría, en 1965, en un volumen titulado -título tomado de una de las narraciones que lo integraban- Tamauré. En la tertulia a la que aludo era costumbre -lo mismo que en un concierto en el que no se aplaude al finalizar cada uno de los tiempos de una sinfonía- reservar los aplausos para el final de la intervención y, sin embargo, en esta ocasión -y creo que fue la única- cuantos asistíamos a la lectura, rompimos espontáneamente el protocolo y aplaudimos todos y cada uno de los cuentos. (...) Los poetas manejábamos el idioma de la poesía lo mismo que los chinos, por ejemplo, hermosos o feos se entienden en la misma lengua. El milagro que ocurrió allí es que los chinos -los poetas- entendían perfectamente el mensaje de aquel muchacho que hablaba una lengua diferente, hablaba en Valladolid y en la prosa. (...) Umbral se expresaba en el chino mandarín de la poesía. Reconocíamos a un poeta que no quería parecerlo, a un tímido, tierno, pudoroso poeta que cuando ha publicado poesía en verso lo ha disimulado bajo la capa de la prosa. A Umbral, desde entonces, le he tenido por un converso, converso aparente, por temor a las llamas de la Santa Inquisición. Pero en lo hondo, protegido por los muros de un hogar, enciende la lámpara de siete brazos de la poesía".
José Hierro, "Conferencia sobre Francisco Umbral", ca.2001
No te vayas poeta, no te mueras
No vayas, Pepe Hierro a Cartagena.
Te hemos querido tanto, toma vino
o toma este chinchón carminativo.
Poeta carminativo, vuelve a casa,
mira que hay mucha tos por las esquinas,
mira que hay mucha luz en nuestro cielo.
No te mueras, poeta, yo te llevaré a Ávila,
y robarás el viento en la muralla,
probarás esas ostras del hotel,
de las que tú me dabas a probar,
como urgentes sonetos que han llegado
desde la luna hasta este pedregal.
Volvamos a por vino a aquella noche,
no te mueras, joder, amigo ronco,
tose tu enfermedad como un gran hombre,
tose tu soledad de gatopardo.
No te quedes sin voz
al costado sombrío de los buques,
no te entregues al duelo militar,
mira lo que te he escrito,
vive, Pepe,
no eres el que mejor tose en Cartagena.
Francisco Umbral. Noviembre, 2000